miércoles, 2 de enero de 2013

Sobre la periodización vitalista de la Nueva Historia de España de Pio Moa


     Pio Moa es suficientemente conocido en España por haber escrito libros sobre la Guerra Civil como Los orígenes de la guerra civil española (1999), Los mitos de la guerra civil (2003), etc., los cuales plantean una profunda revisión de la interpretación izquierdista dominante en los orígenes de la joven democracia española. A pesar del éxito indiscutible en las ventas de tales libros, el establishment mediático y cultural actualmente dominante, estrechamente unido a la desprestigiada y corrupta clase política, sigue negándole sectariamente el pan y la sal. De Pio Moa he leído recientemente el libro Nueva Historia de España (La Esfera de los Libros, Madrid, 2010), en el que se propuso ofrecer una revisión de la entera Historia de España. El libro es voluminoso (más de 900 páginas) y, necesariamente, de carácter generalista. En él procura Moa, entre otras cosas, limpiar la Historia de España de las exageraciones e infundios de la llamada Leyenda Negra y a la vez abrir un juicio más realista y ponderado sobre figuras de la Historia Mundial como Felipe II, atrapado entre la rebelión protestante y la amenaza turca en medio del comienzo de una economía global que se abre paso con su famoso Imperio donde no se ponía el Sol. 

     Pero lo más característico del libro nos parece la exposición de la Historia de España en relación con la Historia del resto de Europa, dividiendo sus periodos al modo vitalista de Spengler, en periodos de Formación, Supervivencia, Asentamiento, Expansión y Apogeo. Con ello renuncia el autor a la tradicional periodización en tres periodos o Edades Antigua, Medieval y Moderna, que Spengler en su famosa obra La decadencia de Occidente, considera deudora de la interpretación teológica de la Historia realizada por el monje franciscano Joaquín de Fiore a principios de siglo XI, el cual hizo corresponder una época histórica a cada una de las tres personas de la Santísima Trinidad: la Antigua al Padre, la Media al Hijo y la Nueva por venir (Moderna) al Espíritu Santo. Dicha división se introduce en la historia académica con Christoph Keller (Cellarius) en el siglo XVII. Spengler, con la intención de escapar a tales fundamentos teológicos de la periodización de la Historia Universal,  introduce el criterio de Las Civilizaciones en el sentido de Círculos máximos culturales (Kulturkreise)  y científico-positivamente recortados en la Historia, con la  intención de separar la Historia científica de la Teológica y, a la vez, ofrecer un punto de vista verdaderamente global o universal y no cristiano-céntrico.

     El propio Marx ya percibió estos problemas de la periodización histórica cuando, al introducir el Modo de Producción como criterio, se encontró con el llamado Modo de Producción Asiático, que impedía universalizar a todas las sociedades históricas el paso por el Modo de Producción Feudal de la Europa Medieval, aunque la historiagrafía estalinista optase por la periodización clásica que equipara a Feudal con Medieval, para obviar el problema del Modo de Producción Asiático en tanto que podría significar el considerar la formación económica rusa como dotada de rasgos propios del despotismo asiático que se continuaban en el propio Stalin, contemplado como un “Zar rojo” y no como un liberador de la Humanidad.

     Pio Moa opta por entender de forma spengleriana, -que llamaríamos vitalista, pues no en vano su obra es una aplicación de la Filosofía nietzscheana del Eterno Retorno a la Historia-, la Historia de Europa, y en ella a la propia Historia de España, considerada de modo genético-biológico como algo que nace, resiste a depredadores que podían destruirla o darle otro rumbo (si no hubiese sido, dice Moa, como ya señalaba Sanchez Albornoz, por la Victoria de la Reconquista la Península Ibérica sería hoy algo similar a la Península Balcánica o a los países del Norte de Africa),se asienta y se expande mezclándose con los pueblos americanos, alcanzando su apogeo y madurez con Felipe II para, prematuramente, decaer y quedar subordinada a otros pueblos de mayor poder tecnológico, como Francia o Inglaterra, en el siglo XIX, el peor siglo de las guerras civiles que nos conducirán, según Moa, al peligro de caer en la órbita soviética en la cruenta Guerra Civil del siglo XX. Después de la II Guerra mundial, como expone con amenidad y claridad en otros de sus libros Pio Moa (La transición de cristal: franquismo y democracia), la España de Franco inicia con fuerza el despegue o take off industrial que nos acabará llevando de forma no traumática hacia la convergencia económica y cultural con el club de las antiguas grandes potencias europeas, del que habíamos quedado descolgados durante unos tres siglos. Pero tales potencias, especialmente Francia e Inglaterra, perdidos, tras la Guerra, también sus antiguos Imperios coloniales, o habiendo salido derrotadas y divididas, como Alemania, han entrado en una cierta decadencia económica y cultural que las somete y a la vez las aleja de la supremacía aplastante de Usa.

     En tal sentido, podemos decir que, a pesar de los intentos del llamado eje franco-alemán por crear un nacionalismo federalista europeo, que nos está llevando a una peligrosa crisis económica en Europa, se ha cumplido la profecía spengleriana de la decadencia del occidente europeo. Pero queda el “occidente” norteamericano, de una forma semejante a como, tras la decadencia de la antigua Grecia vino la hegemonía política de Roma, la cual fue compatible con el mantenimiento de la hegemonía cultural griega. Roma asumió dicha cultura, considerándola superior a la suya y la extendió por todo el territorio controlado por sus legiones. (Hemos tratado de esto más extensamente, en este mismo Blog, comparando las semejanzas y diferencias entre la Filosofía Griega y la Europea, en “Las Escuelas filosóficas helenísticas y la Filosofía Cotemporanea” (I yII), (ver Entradas Populares del Blog),en el marco de una aplicación de la periodización de Spengler al análisis de la Historia de la Filosofía, realizada en el libro Introducción al Pensamiento Hábil (2007), en el cap. “La Filosofía en su Historia, vista desde el Pensamiento Hábil”, p. 103 s.s.).

     Podemos comprender las protestas, casi maniacas, recurrentes en las polémicas y escritos de Pio Moa, frente a la anglofilia cultural y política que raya el papanatismo de tantos compatriotas actuales. Pero sólo la podemos justificar parcialmente. La comprendemos en el sentido de que hoy nos parece excesiva esta admiración por Inglaterra, pues ella misma no se está librando de la inexorable decadencia como gran potencia que fue, unida a los problemas sociales que le está provocando el multiculturalismo con su potencial de terrorismo y estallidos sociales. Pero queda todavía la pujanza de la cultura anglosajona en USA. No obstante, no se debe olvidar que es una cultura parcial en el marco de un gran país  de inmigración muy variada, en la cual cada vez es más importante, la inmigración hispana. USA poco a poco se va alejando de su núcleo generador en la Nueva Inglaterra. Su cultura filosófica dominada por la tradición analítica inglesa hoy mismo está ya buscando la mayor profundidad de la llamada filosofía continental europea de Husserl o Merleau- Ponty (Ver en este Blog “La vuelta a Husserl de Dan Zahavi”, 5-3-2012). 

    Por ello, la posible nueva influencia mundial de una España futura, políticamente y culturalmente regenerada, solo tiene sentido como influencia cultural, pues no creo que los españoles estemos en condiciones de dar lecciones de democracia a los norteamericanos; o también, como colaboradora en el proceso de industrialización de Hispanoamérica. El propio Moa reconoció esto en alguno de sus numerosos artículos. Dicha influencia cultural, en el caso, que mejor conozco, del pensamiento filosófico, en el que los norteamericanos son hoy todavía discípulos de los grandes filósofos europeos, como demuestra el caso de su más resonante intelectual actual, George Lakoff, con su influyente libro escrito en colaboración con Mark Johnson, Philosophy in the flesh (1999), solo tendría la posibilidad de impactar en USA en tanto que vaya unida al carro hoy ascendente de la Fenomenología vitalista del último Husserl, que se está convirtiendo, según el libro citado de Lakoff y Johnson, en la alternativa a la tradición hasta ahora dominante de filosofía inglesa. En tal sentido, podemos decir que las expectativas de ello son esperanzadoras, pues Ortega y Gasset es visto hoy como un antecedente de dicha renovadora corriente filosófica, denominada Embodied Philosophypor su apuesta por un vitalismo racional, basado en las ciencias biológicas. De ahí que nos parezca interesante la periodización vitalista de la Nueva Historia de España de Pio Moa, por su originalidad en relación con las anteriores Historias de España y, a la vez, en tanto que se inserta en la dirección filosófica encabezada brillantemente en España, con resonancia internacional, por Ortega y su maestro y predecesor Unamuno. Pero, aunque se pueda distinguir el Ortega político del Ortega intelectual y filósofo, no compartimos la manía anti-orteguiana, que nos parece excesiva y poco matizada, en un Pio Moa, por lo general tan brillante en otros temas. 

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