lunes, 20 de julio de 2015

Ortega lector de Piaget

     La posible semejanza de planteamientos de fondo vitalista entre Piaget y Ortega era un tema que, como conocedor de la obra de ambos autores, me parecía digno de investigar. Pero la lectura de las obras completas de Ortega no ofrecían ni rastro de una referencia de Ortega hacia el psicólogo suizo. Por ello, hace algo más de una década, escribía sobre la afinidad del proyecto raciovitalista de Ortega con  el estructuralismo de Jean Piaget manifestando que,

        “Así como hubo un segundo Heidegger no hubo propiamente un segundo Ortega. Si Ortega no hubiese fallecido en 1955 y hubiese sobrevivido a la moda existencialista, se encontraría con otra moda, la del estructuralismo, en la que hubiese encontrado una afinidad metodológica mayor para dar con los estímulos que le permitiesen un desarrollo sistemático de la razón vital (…) Influida por ese mismo estructuralismo, mi generación se encontró con un arsenal de descubrimientos de la nueva Psicología de Piaget que ciertamente le hubieran permitido también ya a Ortega justificar positivamente el origen del conocimiento en el ser ejecutivo” (Manuel F. Lorenzo, “Idea de los principios y estructura más general de una filosofía de la razón manual, entendida como síntesis de la razón vital y de la razón fronteriza”, Studia Philosophica, III, Universidad de Oviedo, 2003, p. 26).

     En otra obra posterior insistía en lo mismo:

     “Ortega señala en otro lugar, como crítica a los ejemplos de una psicología idealista que actúa todavía en los fenomenólogos, que ‘convendrían menos ejemplos <> y más de actuaciones no psíquicas, como fabricar, coger con la mano, fundar una industria, casarse’ (J. Ortega y Gasset, “Vida como ejecución (el ser ejecutivo)” en ¿Que es conocimiento?, Revista de Occidente en Alianza Editorial, Madrid, 1984, p. 53). Su concepción del sujeto operatorio frente al Yo del idealismo, que ha sido subrayada por él y por sus discípulos inmediatos como la concepción del Ser como ejecutividad, debe ser recuperada como un anticipo de la importancia que obtiene, posteriormente a su muerte, concretamente en la década de los sesenta, marcada en las ciencias humanas por el estructuralismo francés, la consideración operatoria manual en el análisis de la realidad humana, en la línea en que Jean Piaget introduce una concepción operatoria en la génesis de la inteligencia infantil” (Manuel F. Lorenzo, Principios filosóficos del Pensamiento Hábil, Lulu, 2009, p. 67).

     En aquella época no tenía conocimiento sobre si Ortega había conocido la obra de Piaget publicada en las décadas anteriores a la irrupción del Estructuralismo francés en  los años 60. Pues de la lectura de sus obras no recordaba ninguna referencia de Ortega al psicólogo suizo, ya entonces conocido en los ámbitos de la psicología académica, desde los años 30 y 40. No obstante, más adelante he tenido conocimiento de que la investigación especializada ha confirmado la presencia de dichas semejanzas entre las concepciones de ambos autores basándose en la existencia, en la voluminosa biblioteca personal del filósofo madrileño, de unos 20.000 volúmenes, de varios libros de Piaget, con anotaciones y comentarios manuscritos del propio Ortega. Así J.C. Loredo y E. Lafuente han estudiado esta influencia, que no hemos  encontrado en sus obras publicadas, a través de la fuente indirecta de los libros de su biblioteca:

    “A la hora de hacer Historia, existen muchas maneras de entender la presencia de las ideas de un autor en la obra de otro. No siempre hay influencia intelectual directa. A menudo se da sólo una coincidencia de puntos de vista sobre cuestiones concretas; pero no es raro que tal coincidencia revele claves significativas sobre las posiciones teóricas de fondo de los autores y cómo estos las han elaborado.

     Hemos querido estudiar la coincidencia entre el psicólogo Jean Piaget y el filósofo José Ortega y Gasset a propósito de puntos centrales en la idea orteguiana de sujeto, como son la formación del Yo, la distinción entre ideas y creencias o la concepción de las cosas como “prágmata” (instrumentos para el sujeto). A la luz de los resultados obtenidos, creemos posible hablar de una concordancia entre algunas ideas piagetianas y orteguianas. Ambos autores defienden que el sujeto se forma a partir de una indiferenciación inicial y mediante la interacción con los objetos y con los demás sujetos. Particularmente –como veremos- Ortega recoge algunas ideas de Piaget al exponer, en El Hombre y la Gente (publicada póstumamente en 1957), su teoría de la formación social del Yo” (J.C. Loredo y E. Lafuente, “La presencia de Piaget en la idea ortegiana de sujeto”, Revista de Historia de la Psicología, 1998, vol. 19, nº 2-3, p. 203).

     Los libros de Piaget encontrados en la Biblioteca de Ortega, según dicha investigación, son los siguientes:

-El lenguaje y el pensamiento en el niño, La Lectura, Madrid. Trad. de D. Barnés del original en francés publicado en 1923.
-El juicio y el razonamiento en el niño, Trad. de Barnés. Madrid, 1929.
-La causalidad física en el niño, Espasa Calpe, Madrid, 1934. Trd. De J. Comas.
-La representación del mundo en el niño, Espasa Calpe, Madrid, 1933. Trad. de Vicente Valls y Anglés.
-La naissance de l’intelligence chez l’enfant, Paris, 1936.
-La contruction du réel chez l’enfant, Paris, 1937.
-La genése du nombre chez l’enfant, Paris, 1941.
-La psychologie de l’intelligence, Paris, 1947.

     Los cuatro primeros contienen anotaciones de Ortega. Son obras de juventud de Piaget y algunas posteriores, pero ninguna alcanza el periodo en el que madura su Proyecto de una Epistemología Genética, donde Piaget expondrá los fundamentos y resultados de una nueva Teoría del Conocimiento. Tras su análisis, los autores de la investigación obtienen de su estudio unas conclusiones que me parecen sumamente interesantes:    

     “Hemos constatado la coincidencia entre Ortega y Gasset y Piaget en algunos puntos importantes de sus respectivas obras, los cuales giran en torno a la formación del sujeto en general, y particularmente al carácter social de la circunstancia y la formación del Yo en interacción. Creémos que nuestro método consistente en estudiar textos de Piaget anotados por Ortega, permite pensar en el eminente psicólogo suizo como fuente de algunas ideas orteguianas tal como se hallan expuestas, sobre todo, en El Hombre y la Gente. De acuerdo con los criterios que en su día utilizó H. Spiegelberg (1972) para distinguir tipos de influencia intelectual, podríamos hablar de una presencia de Piaget en Ortega que es impersonal, directa, y parcial. Más específicamente –en cuanto al tema de la formación del sujeto-, hablaríamos de una corroboración (confirmación de puntos de vista) o incluso de una estimulación (fundamento o pretexto para la formulación de esos puntos de vista).

     Las coincidencias teóricas más llamativas se refieren a la indiferenciación inicial entre sujeto y objeto y su progresiva superación a través de la delimitación del Yo como consecuencia del contacto social y la interacción con las cosas.

      Con todo, la relevancia teórica de esas coincidencias aumenta si las enmarcamos en las tradiciones intelectuales de ambos autores: la constructivista en Piaget, y la fenomenológica en Ortega. La fenomenología considera al sujeto como una conciencia que alberga objetos intencionales. Ahora bien, Ortega intenta justamente, en toda su obra, superar la fenomenología mediante una concepción del sujeto como inherentemente vinculado al mundo de los objetos prácticos. El sujeto, pues, ya no ha de verse como cerrado sobre el mismo, imagen ésta en la que aun se inspiran las metáforas del ‘choque’ y la negación recíproca en la descripción de la formación del Yo. En la tradición constructivista, y a pesar de que el propio Piaget emplea la metáfora de la ‘resistencia’, la imagen del sujeto es más bien la de algo que realmente se constituye a sí mismo a través de la correlativa construcción de los objetos. Diríamos que este sujeto no puede ‘chocar’ con el mundo porque para eso tiene que constituirse como tal previamente” (J.C. Loredo y E. Lafuente, “La presencia de Piaget en la idea ortegiana de sujeto”,  art. cit., pp. 210-211).

     Así pues, según tales investigaciones, Ortega coincide con Piaget en la Idea de que el sujeto se constituye en interacción recíproca con los objetos y con los otros sujetos, pero partiendo de un estado de indiferencia en el que no se puede hablar ni de sujeto ni de objeto. Por ello el sujeto ya hecho, como el sujeto consciente del idealismo, no puede “chocar” con el mundo de los objetos, como suponía Fichte con su metáfora del Anstoss (choque), -aunque este choque ya no es en Fichte, a diferencia de Kant, un producto de una cosa en sí exterior al sujeto, sino una creación imaginaria del propio sujeto-, pues en el origen se parte de una Indiferencia, como sostenía Schelling frente a Fichte al proponer partir, no del Yo fichteano, sino de la Identidad como Indiferencia, desde la cual se construyen correlativamente el sujeto y el mundo fenoménico natural y social. Ortega estaría proponiendo una superación de la fenomenología husserliana en una dirección muy similar a la que cristalizará después en el Piaget maduro de la Epistemología Genética, que el filósofo madrileño sin embargo no pudo ya conocer tras fallecer en 1955. Es curiosa también la coincidencia de ambos autores con planteamientos básicos de Schelling, tenido por precursor del Vitalismo filosófico contemporáneo.